sábado, 12 de noviembre de 2011

Sex everywhere


Las series americanas son, muchas veces, criticadas por la falta de contenido y su vaciedad, pero es curioso cómo podemos aprender de ellas, aunque sea por un razonamiento ad contrarium. Hemos desarrollado en el piso de estudiantes en el que vivo la costumbre de ver Friends después de comer a modo de descanso. Nos reímos muchísimo con ella. Pero el otro día me llamó la atención la manera en la que se banalizan las relaciones sexuales, como si se tratara de un hecho insignificante, cualquiera, de no más importancia que el tirar un papel a la papelera. La escena, que no contenía nada explícito, de hecho, describía como una de las protagonistas se iba a la cama en la primera cita con el hombre que acababa de dejar a su gemela. Lo que más me impresionó no es tanto el hecho, sino que se toma esta actitud como lo más normal hoy en día. En ese momento pensé: ¡ay qué ver, qué cosas tienen estos americanos! Pero luego me dije, no, por desgracia somos todos iguales. Es cierto que puede establecerse una diferencia entre el modo americano y el nuestro. Como ya he dicho, la serie no contiene para nada escenas explícitas, únicamente conversaciones, comentarios…Sin embargo detrás de esa “ingenuidad” o, tal vez, simpleza que caracteriza al género yankee late lo mismo que en la mayoría de películas del ámbito nacional, vergonzosamente reconocidas por la cantidad de “carne” que muestran. Es la erotización más absoluta, el despojo radical del sentido que el acto sexual tiene.
Este es un botón de muestra casi insignificante. El ámbito en el que, en mi opinión, se hace verdaderamente palpable es en el de los medios de comunicación y tiene una particular importancia en el de la publicidad. Hace poco me contaban de un concurso que buscaba la creación de una campaña publicitaria, uno de los requisitos era no incluir ningún tipo de connotación erótico-sexual, pues se buscaba premiar el ingenio y no el recurso más fácil. Otro ejemplo que aún me descoloca: un anuncio de un producto de limpieza, en el que te enteras de todo excepto de qué es lo que se está anunciando. ¿Alguien me puede explicar la relación entre quitar la grasa de la cocina y la intimidad de una pareja? A estos extremos estamos llegando.
El problema que trae esta visión del sexo es que no es un concepto aislado, sino que se extiende a otras concepciones, pudiendo llegar a dañar la dignidad de la persona, en concreto, la de la mujer. El factor sexual por regla general, admitámoslo, ejerce un influjo mayor en el hombre que en la mujer. Puesto que es esta el objeto de deseo (y digo objeto con todo su significado, pues en estos casos la mujer no es entendida en toda su grandeza como persona, sino como elemento sexual), es esta la que queda expuesta, y dañada, en su intimidad y dignidad. Y no es irrelevante, se crea en las mentalidades una concepción de la mujer que no está a la altura de lo que toda persona merece y que, afortunadamente, no muchas están dispuestas a aceptar. Este es, en ocasiones, el origen de la mujer pantera, que tanto dio que hablar en clase.
En definitiva, entre la mojigatería que satirizaba la parodia-canción del “Amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio…” y el embrutecimiento más bajo del humano, que pretenda reducir toda la realidad al sexo, existe un punto medio, fácilmente alcanzable con el uso del sentido común y partiendo del valor inmenso que intrínsecamente va unido a cada persona.

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