domingo, 6 de noviembre de 2011

Amistad


Juventud. Y enseguida salen a relucir muchas quejas, inconveniencias y peros. Muchas horas de tiempo, televisión y libros dedicados a ella. Ejemplo reciente y, personalmente, impactante es la serie británica Skins, donde no pueden faltar, por supuesto, temas tan recurrentes y enlazados tópicamente a la juventud como son las drogas o el sexo (añadiría el rock and roll pero creo que esto quedó atrás hace ya alguna década). No he tenido la ocasión ni el estómago de dedicar más de una hora de mi vida a la citada producción, pero transmite de manera negra, burda, insensible, impúdica y grotesca la visión que se tiene de las relaciones en la juventud actual. Y hablo de relaciones en un sentido amplio, particularmente, me gustaría centrarme en la amistad.
Amistad y juventud. Pufff…eso suena a hacerse el gallito si eres un chico y a compartir ropa en el caso de las féminas, a ¿tienes un piti?, y a botellón. No, no, amistad y juventud de verdad. Pufff…Creo, y me parecen que pocos no coincidirán conmigo, que la amistad es un tipo de amor. Lo cual conlleva, al fin y al cabo, una entrega, un desapego de lo propio, un interés desinteresado, un sacrificio y un desvelo por alguien que, bien mirado, ni es ni muy probablemente será parte de tu familia. ¿Entonces por qué? ¿Por qué gastar las energías en alguien a quien no estoy vinculado de ningún modo? ¿Por qué si sólo traerá probablemente disgustos, dolor de cabeza y muchos problemas? Sencillo. Porque lo necesitamos. El ser humano lo requiere, necesita darse, salirse de sí mismo y dejar de mirarse el ombligo por algún tiempo, para así poder elevarse y desarrollarse como persona.
Y es aquí donde me parece que radican muchos de los problemas de la gente joven, precisamente: el egocentrismo y la falta de amistades verdaderas, en la mayoría de los casos, indisolublemente unidos. Aunque creo que hay un punto que es el pilar de ambos. La gente joven no sabe querer bien. Y no sabe querer porque se quiere a sí misma, porque se busca el propio beneficio, porque muchas veces el resto de personas son medios más que fines para el disfrute personal. Y lo peor de todo es que, en la mayoría de los casos, no existe maldad, únicamente desconocimiento, falta de valores. Si esto fuera un delito, no encontraríamos dolo, ni siquiera imprudencia, sino un error invencible con consecuencias funestas.
Formación, valores, desarrollo…parece entonces que todo puede reducirse a eso. No hablo de una corriente ni religión ni ideología en concreto, hablo de lo más básico, los valores imprescriptibles e inmutables, que soportan las embestidas de las guerras, revoluciones y cambios de culturas, gobiernos y pensamientos. Es sobradamente conocido, pero nunca está de más recordar, que Aristóteles ya lo anticipaba cuando decía que el ser humano es social por naturaleza. Y de eso hace ya veinticinco siglos, que se dice pronto.
El otro día en clase se nos decía que sufrimos una dolorosa sensación de soledad. También se nos acusó de pasotas, volubles y pasivos. Aún estamos a tiempo de arreglarlo. De ver nuestros propios errores y el egocentrismo que nos invade. De elevarnos por encima de nuestros problemas y centrarnos en los demás. De saber qué es una amistad sincera. Para que no se diga mañana que la juventud del ayer no supo querer.

3 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho. Saludos.

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  2. Gustar es poco... ¡ME ENCANTA GÁDOR! Es, ehhhmmm cómo decirlo... muy tuyo. GRACIAS POR SER COMO ERES... Aunque por tu "biografía" no se pueda saber, ya que no das muchos datos ;) ... ERES UN SOL!

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  3. Gracias a ti PA...las biografías nunca dicen nada, pero siempre hay gente como tú que lo demuestra..GRACIAS

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